Reino Unido busca posicionarse como líder de innovación basándose en la inteligencia artificial (IA) con una estrategia que incluye reducir la burocracia para proyectos de IA, fomentar el desarrollo de centros de datos y adoptar un enfoque cercano a la tecnología, sin olvidar su regulación. El plan contempla una supercomputadora nacional y zonas de crecimiento tecnológico.