Durante sus 12 años de pontificado, el papa Francisco criticó constantemente el modelo económico global, abogando por una economía centrada en la justicia social. En su encíclica Laudato Si (2015), advirtió sobre el deterioro de la calidad de vida y la exclusión social, señalando problemas como la urbanización desordenada, la contaminación y la privatización de espacios públicos
