En el puerto mexicano de Acapulco, quienes viven del turismo siguen sumidos en la preocupación tras más de un año del paso del huracán Otis, y tres meses del huracán John, dos de los más devastadores de la historia reciente de la región. Hoy, buena parte de los hoteles y restaurantes permanecen en ruinas y enfrentan la llegada de una segunda Navidad sin turistas ni ganancias.