A pesar de que la caída de Bashar al-Assad significó esperanza y alivio para miles de sirios, para algunos el aliento fue efímero. Tras la apertura de cárceles y centros de tortura de detenidos, muchos esperaban encontrar respuestas sobre sus familiares desaparecidos, pero un año después no saben qué pasó con ellos. Un informe de nuestra enviada especial Ethel Bonet.
