El término se vincula cada vez más con los principales eventos deportivos del calendario, desde Mundiales de fútbol hasta Juegos Olímpicos, y afecta la percepción de clubes y organizaciones. El blanqueo de reputación es el objeto del deseo de gobiernos con pobre o discutible récord de Derechos Humanos y de marcas y empresas con política medioambiental reprochable o escándalos de corrupción. El deporte parece el escenario perfecto para esa operación.
