El Gobierno estadounidense, la Unión Europea y Amnistía Internacional, entre otros, condenaron como una muestra de «persecusión» las condenas en Rusia contra tres abogados del fallecido líder opositor, Alexéi Navalny. Quienes fueran sus representantes legales recibieron sentencias entre los tres y cinco años y medio de prisión por difundir sus mensajes, bajo cargos de «actividad extremista».