El Ejército ucraniano depende cada vez más de los drones para minimizar los riesgos humanos en combate, con avances que permiten a un solo piloto controlar varios drones, algunos de ellos operando de forma autónoma gracias a trayectorias de vuelo generadas por inteligencia artificial. Tanto Ucrania como Rusia se adaptan y reproducen rápidamente sus respectivas innovaciones tecnológicas, alimentando así una carrera armamentista.
