La recuperación de 78 cadáveres y el rescate de 216 sobrevivientes en una mina ilegal de Stilfontein, Sudáfrica, desató una tormenta de acusaciones a las autoridades. La Policía, señalada por sindicatos de bloquear deliberadamente el suministro de alimentos y agua durante meses, enfrenta denuncias de «negligencia estatal».