El terremoto de magnitud 7,0 que azotó Haití el 12 de enero de 2010 mató a más de 200.000 personas, destruyó gran parte de la capital, Puerto Príncipe, y dejó a 1,5 millones de haitianos sin hogar. Ahora, 15 años después, las secuelas del desastre siguen sin resolverse, mientras la nación encara el aumento de la violencia, profundizada con las acciones de las pandillas, así como una mayor crisis económica y política.