Desde este 1 de enero, las exportaciones de gas ruso a través de los gasoductos de la era soviética que pasan por Ucrania han quedado detenidas. El flujo del recurso, que siguió pese a casi tres años de la guerra en curso, terminó luego de que Kiev no renovara los contratos que expiraron sobre su tránsito. La medida marca el fin de décadas de dominio de Moscú sobre los mercados energéticos de Europa, pero algunos, como el premier de Eslovaquia, advierten que traería “consecuencias severas” para la UE.