Tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, los sirios han tenido la libertad de hablar abiertamente sobre la situación política del país, un acto que fue censurado por 50 años por los informantes del régimen. Los cafés, que para Siria tienen una importancia histórica por ser puntos de debate político y construcción social, vuelven a cobrar vida con las voces de los clientes.