Cerca de 5.000 personas protagonizaron una cumbre por la paz y en contra de la violencia, que es la mayor desde el inicio de la invasión de Israel en Gaza. Las voces anti-guerra y anti-ocupación son una minoría en Israel. Sin embargo, activistas, artistas, exsoldados, junto a algunos palestinos que pudieron asistir, se negaron a ser parte de los planes del gobierno extremista de Netanyahu, que, denuncian, también sacrifica a sus propios rehenes.
