La muerte del papa Francisco, el lunes 21 de abril, abre un período de incertidumbre en el seno de la Iglesia católica. Deberá elegirse un nuevo sumo pontífice mediante un cónclave, uno de los procesos electorales más reservados del mundo. Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar, aunque los más ancianos pueden asistir a las sesiones diarias a puerta cerrada que se organizan antes de la elección.
