
En abril de 2024, el estado brasileño de Río Grande do Sul padeció las peores inundaciones de su historia, las cuales dejaron cuantiosas pérdidas humanas y materiales. Miles de personas quedaron sin hogar, y las enfermedades infecciosas afectaron a la población. Un año después, decenas de voluntarios en Porto Alegre, la capital del estado, intentan restaurar las viviendas.