Continúa la convulsión tras el derrocamiento del presidente sirio Bashar Al-Assad el pasado 8 de diciembre, evento que marcó un giro en el conflicto que ha devastado al país durante más de una década. La ofensiva de los rebeldes islamistas, liderada por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), logró apoderarse de Damasco en tan solo diez días, forzando la huida de Al-Assad a Rusia, donde recibió asilo. El presidente de ese país, Vladimir Putin, dijo que podría haber una reunión entre ambos.