
Argentina selló el viernes 11 de abril un acuerdo de crédito con el Fondo Monetario Internacional por 20.000 millones de dólares y 48 meses de vigencia. En una importante medida política antes del pacto, desmanteló partes clave de sus controles cambiarios de años de duración y aflojó su control sobre el peso. Todo ello en medio de un creciente descontento de los argentinos.