
Tras extensos minutos de pánico en Myanmar, más de 1.600 personas murieron y 2.376 resultaron heridas en el terremoto de magnitud 7,7 del 28 de marzo. El epicentro del sismo fue cerca a Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, donde la magnitud del desastre dificulta las operaciones de búsqueda y rescate de los desaparecidos.