
Myanmar se despertó para evaluar los destrozos dejados por el terremoto de 7,7 del pasado 28 de marzo. Cientos de edificios, puentes, carreteras y templos fueron derrumbados por la fuerza del movimiento telúrico y la junta militar gobernante ya cuenta los muertos en más de 1.000. Cientos de personas continúan bajo los escombros y las autoridades pidieron ayuda internacional urgente debido a la difícil situación humanitaria que atraviesa la nación y que se vio agravada por el terremoto.