
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha sacudido a Canadá. Con declaraciones provocadoras, como su sugerencia de convertir el país en el estado 51 de EE. UU. y la imposición de nuevos aranceles, su Gobierno ha avivado tensiones comerciales y un nacionalismo económico. Más allá de la política, estas medidas ya se sienten en la vida cotidiana: desde el precio de los productos en los supermercados hasta la forma en que los canadienses planifican sus vacaciones.