
La Universidad de Columbia aceptó una serie de reformas impuestas por la Administración de Donald Trump, incluyendo cambios en su departamento de estudios sobre Medio Oriente, restricciones a las protestas estudiantiles y una nueva definición de antisemitismo. La decisión, tomada bajo la amenaza de perder miles de millones de dólares en financiamiento federal, ha generado fuertes críticas de académicos y defensores de la libertad de expresión.