Indonesia es una capital del tráfico de fauna y flora silvestres, un mercado ilegal que según la Interpol supera 20.000 millones de dólares. El archipiélago es una de las mayores reservas de biodiversidad del mundo. Los animales salvajes, víctimas de una deforestación masiva, ahora se enfrentan a los cazadores furtivos, que los capturan y los venden en Yakarta o por Internet.