Tanto en Damasco como en otras partes de Siria, así como en zonas controladas por los kurdos, los ciudadanos reaccionan a la caída de Bashar al-Assad. Con celebraciones, la estatua del padre del hasta ahora presidente sirio fue derrumbada en Qamishli, la ciudad kurda más importante de Siria. Allí, los habitantes afirmaron que la caída del régimen debió ocurrir «hace mucho tiempo». En Homs, también hubo júbilo en las calles.