El órgano de Notre-Dame, un imponente instrumento de 8.000 tubos, tuvo que ser desmontado y afinado nuevamente para que sus armonías pudieran ser escuchadas nuevamente. Raymundo Portillo, especialista en estudios de arte, arquitectura y liturgia en el Pontificio Ateneo San Anselmo Roma, nos explicó qué representa este impresionante instrumento.