En casi una semana de combates, el renovado conflicto en Siria ha desplazado a más de 48.000 personas, mientras que hospitales, escuelas y estaciones de agua han sufrido graves daños. Esta nueva oleada de violencia agudiza la crítica situación humanitaria que ya vivía ese país, donde millones dependen de la ayuda internacional para sobrevivir. En contraparte, hay ciudadanos que se rehúsan a abandonar sus hogares, pese a que reconocen que la situación pone en riesgo sus vidas.