Sin el apoyo de ningún partido, Calin Georgescu, un político anti-OTAN, prorruso y ultranacionalista, dio la sorpresa en Rumania al ganar la primera vuelta de las presidenciales. Pero, en vísperas de las legislativas, el Tribunal Constitucional ordenó un recuento de votos para descartar irregularidades. ¿Detendrá esto el discurso nacionalista que ha calado en el electorado?