Desde la caída del Muro de Berlín y el colapso de la industria en la antigua Alemania del Este, muchas mujeres han abandonado la región para no regresar. Ese éxodo ha llevado a un envejecimiento de la población y a la pérdida de cohesión social. El desequilibrio de género también está alimentando la radicalización política, de la que está tomando ventaja la extrema derecha.